Pixelot, con corbata y barba, porque este trabajo es serio.
Disfruto los toques dónde la gente se me monta encima para preguntarme si es o no es un determinado grupo el que están escuchando en ese momento, más aún si la persona acierta, o si con total humildad preguntan qué es lo que está sonando. Eso fue lo que pasó el 24 de noviembre en el Puto Bar; poca, pero enterada gente, del pasado, de hoy y del futuro, que disfruta el retorcido sonido que estuve seleccionando esa noche: Cold Wave. Agradecimiento a Machu, por invitarme en sus propias palabras: ¡a poner la fiesta de la noche!
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